Carcassonne

Carcasona en español  o Carcassonne en frances

Si buscas un destino medieval,  si además te gusta la historia, los castillos, armaduras, espadas, torreones, y transportarte  unos cuantos siglos atrás. . . no lo dudes, tu destino es. . .  La ciudad medieval de Carcasona.

En el sur de Francia, entre Perpiñán y Toulouse, se encuentra Carcasona (Francia)  cuya ciudadela está declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y catalogada como Grand Site National, mientras que su castillo y sus murallas ostentan el título de Monumento Histórico que otorga el estado galo. Por su esplendor y belleza, este conjunto de origen medieval restaurado en el siglo XIX  es uno de los enclaves turísticos más visitados del país.

Hasta aquí un poco de historia, pero si he de seros sincera lo primero que se me viene a la cabeza al escribir estas líneas es. . . gente, mucha gente, calor, y más gente. Eso sí, hay que tratar de ir en fechas que no sean vacacionales,  si te gusta la fotografía y hacer  fotos como a mí,   mal lo tienes, en todas saldrá gente .

Si este no es tu problema, el lugar es encantador, muy romántico y te traslada al Medioevo en un  instante. Después de coger aire y quedarme con lo mejor de este viaje os diré que merece la pena  aunque lo de los turistas creo que es irremediable,  todos queremos poner nuestro circulito en el mapa de los sitios que hemos visitado. La construcción está bastante bien montada para recibir visitas.  El castillo , bien separado del resto  por cintas en zig zag que te obligan a pasar por taquilla si quieres visitarlo y un foso que pone un poco en orden a  tanto caos de callejuelas.

Lo que no tenemos que olvidar es que estamos ante una de las primeras restauraciones con fines turísticos de la Historia. Un entramado de calles llenas de tiendas en las que algunas son «Made in china» y otras. . . (afortunadamente las que mas), «gourmet» donde puedes comprar y degustar los buenos productos de la tierra.  La rue Saint-Louis es la  calle principal, caminando por sus empedradas ¿aceras?. . . creo que no hay ninguna o yo al menos no las vi, llegas hasta el Hotel de la Cité haciendo tiempo mientras tomas un cafecito ,  descansamos  las piernas y escuchamos a    Zaz – Padam Padam

El interior de la basílica deslumbra con sus vidrieras y con algún cuarteto ofreciéndonos sus cantos y como no, un ¡magnifico CD!. Si andamos con cuidado entre tanto sube y baja de almena en almena y haciendo un tour por la muralla iremos descubriendo salas y pasillos muy interesantes.

Desde una de las torres podemos ver el fantástico teatro Jean Deschamps   , sede del veraniego festival donde se aprovecha la magnífica acústica, el buen tiempo y la original situación para representar teatro, ópera, circo y música.

La gastronomía es variada teniendo en cuenta sus ricos productos,  el plato estrella  es el Cassoulet, una especie de fabada pero con pato hecha en una cazuela de barro, fijaros si tiene éxito que tiene hasta su propia ruta por los pueblos de la zona. Otras especialidades son los estofados de caza o los caracoles a la Languedoc, y como no,  las crepes rellenas de frutas y abundante chocolate, los dulces, gominolas , y una especie de guirlache de varios sabores forman un surtido de dulces postres.  Respecto a los vinos, existe una cultura enológica muy arraigada en el Languedoc (cuyos vinos tienen la denominación de origen “AOC”), así que los encontraréis tanto blancos, como tintos o rosados.

Los mejores son los de Corbières, Cabardés, Côtes de St-Mont, Côtes de Brulhois, Fitou, Malepère o Minervois. Acabo mi  recorrido,  creo que si habéis llegado hasta aquí  tenéis unos cuantos motivos para descubrir un lugar lleno de encanto … y otros tantos para volver, esta que os cuenta sus experiencias por los lugares y placeres del mundo. . . ¡¡Volverá!!

¡¡à bientôt!!